Aunque en este artículo me centraré en cómo aprender de la experiencia derivada del COVID-19, en realidad lo que diré es aplicable a cualquier experiencia, si queremos aprovecharla para aprender y ampliar el campo de nuestra consciencia.

En primer lugar, hay que aclarar que la experiencia en sí misma puede no servir para nada si no sacamos un aprendizaje de ella. Se dice que “la experiencia es la madre de la ciencia”, pero esto solo es cierto si sabemos aprovechar lo que vivimos, sea positivo o negativo, para obtener aprendizaje y conocimiento.

A continuación, iremos viendo, paso a paso y de manera ordenada, cómo aprender de cualquier experiencia, centrándonos, a modo de ejemplo, en la experiencia del COVID-19 y sus consecuencias:

1.- Nos llega la información del hecho objetivo: un virus, llamado COVID-19, se propaga con gran rapidez y el gobierno decreta el confinamiento.

2.- Ante este hecho, podemos tener diversas reacciones:

2.a) Reacciones estériles, no saludables:

• Criticar al gobierno por haber decretado el estado de alarma y habernos obligado al confinamiento, sin considerar los factores que motivaron esta decisión.
• Dejarnos dominar por el miedo.
  Indagar el origen del virus con la finalidad de buscar culpables.
• Angustiarnos por no poder salir de casa.
• Desear lo que no tenemos o no podemos hacer.
  Seguir estresados interiormente, a pesar del confinamiento.

Todas estas actitudes no son saludables porque desaprovechan la oportunidad del confinamiento para detener la dinámica habitual de estrés y porque enfocan la atención hacia el exterior.

2.b) Reacciones fecundas, saludables:

• Detener la actividad exterior y enfocarse hacia el interior.
  Invitar a la mente a relajarse y hacerse preguntas más que buscar respuestas. Por ejemplo: ¿Cuáles pueden ser los mensajes de este hecho que nos obliga a recogernos en casa? ¿Qué puede querer decirnos el hecho de vernos obligados a detener la actividad de la que tantas veces nos hemos quejado por ser estresante? ¿Tantos avances tecnológicos, tanto conocimiento, tanta ciencia, y no hay ningún científico que pueda aportar una solución para contrarrestar los efectos de un virus microscópico? Si la ciencia no puede aportar soluciones efectivas para contrarrestar el virus, ¿tiene sentido que nos cerremos solo al conocimiento científico y no nos abramos a otras fuentes de conocimiento? ¿Qué significa que haya personas que acaparen muchos más víveres de los que realmente necesitan? ¿Qué conciencia social y comunitaria tenemos?
• Aceptar con humildad que el conocimiento de nuestra mente es muy limitado e incluso, a veces, erróneo, haciendo nuestra la expresión socrática «solo sé que no sé nada».
• Abrirnos interiormente a la espiritualidad, que no es otra cosa que la apertura humilde y receptiva a la Fuente del Conocimiento Infinito, que se manifiesta por inspiración a través de la vía analógica del conocimiento, llamada intuición.
  Informarnos abriéndonos a diferentes fuentes de información, tanto oficiales como no oficiales. Si la ciencia no lo sabe todo, las fuentes oficiales de información tampoco lo dicen todo.
• Recoger diversas informaciones sin adoptar ninguna de ellas, al principio, como definitiva. Antes de dar crédito a las informaciones, es necesario acogerlas, reflexionar sobre ellas, contrastarlas con otras informaciones y puntos de vista, evaluar su coherencia y aplicar también el sentido común. Por ejemplo, es coherente y de sentido común que si tenemos un problema de salud u otro tipo y no encontramos solución en el ámbito oficial, busquemos solución en otros ámbitos no oficiales, siempre que lo hagamos de manera respetuosa con nosotros mismos y con el entorno, tanto personas como cosas.
• Actividad arraigada, fundamentada en valores humanos y comprometida con la mejora del entorno social en general, personas y cosas.

2.c) Otras consideraciones:

• Cualquier situación de crisis en la vida es una oportunidad de oro para preguntarnos por el sentido de la existencia y plantearnos si nos sentimos satisfechos con cómo transcurre nuestra vida en esta realidad en la que existimos. No debemos olvidar, como dice la mística judía, que somos “almas encarnadas”, y que nuestra tarea, según la visión de la Transformación Holística, es transformar la energía de la que somos depositarios desde el momento de la concepción. Es decir, se trata de ir ampliando progresivamente nuestra consciencia, nuestro campo de visión, acercándonos cada vez más a nuestro origen, al Infinito, a la Energía Divina, única Consciencia y Visión verdaderamente Holística. “Crisis” proviene del verbo griego “krino”, que significa “distinguir”, es decir, deshacer los nudos que nos impiden gestionar con claridad y coherencia nuestra vida.
• Si la crisis del COVID-19 no nos sirve para revisar a fondo nuestra vida y realizar los cambios necesarios para ampliar nuestra consciencia, es decir, la visión de nosotr@s mism@s y de la vida en general, sería una verdadera lástima porque habríamos perdido una oportunidad de oro para mejorar nuestra propia existencia y la del planeta del cual formamos parte.

           Ramon V. Albareda
Teólogo, Psicólogo y Sexólogo
Creador y asesor de ESTEL, Centro de Crecimiento Personal y
Escuela de Estudios Integrales
Co-creador del enfoque llamado Transformación Holística
y de una de sus aplicaciones, la Sexualidad Holística