TRANSFORMACIÓN HOLÍSTICA. La Formación de vida y de por vida

TRANSFORMACIÓN HOLÍSTICA. La Formación de vida y de por vida

Visión holística

8 de octubre de 2019

Al emprender de nuevo los artículos mensuales, que empecé a escribir el curso pasado, tras el paréntesis del verano, quiero agradecer de todo corazón las fuentes que han nutrido mi conocimiento. En primer lugar siento un profundo agradecimiento por las circunstancias que rodearon mi origen, el mejor regalo que he recibido, ya que significaron el vínculo, creo que nunca perdido, con la sabiduría natural innata.

La infancia, vivida en conexión íntima y profunda con la Naturaleza, fue para mí una fascinante escuela de vida. La Teología me abrió horizontes sin límites, y la Psicología me ayudó a comprender las contradicciones y el sufrimiento de muchas personas inmersas en la incomprensión, a menudo por parte de familiares y amigos más cercanos. Este conjunto de aprendizajes me llevaron a la profunda convicción de que, aquel dicho popular «la experiencia es la madre de la ciencia» refleja magníficamente lo que quiero compartir en este primer artículo del curso 2019-20. Las aportaciones de la Transformación Holística, especialmente las más originales e innovadoras, han sido posibles por ser inspiradas y elaboradas a partir de conocimientos extraídos de la experiencia personal y profesional de muchos, muchos años.

TRANSFORMACIÓN HOLÍSTICA. La formación de vida y de por vida

Vivimos en una época histórica en que todo va muy deprisa. Especialmente en el ámbito de la tecnología, los cambios se suceden a un ritmo vertiginoso. Formarnos para estar al día y no quedarnos desfasados se ​​ha convertido en una necesidad prioritaria, muy especialmente para facilitar la fluidez del diálogo y comunicación entre las diferentes generaciones y culturas. Pero, ¿cómo elegir el tipo de formación más idónea, la que más nos ayudará a no quedar desfasados? ¿Qué formación es una escuela de vida, es decir, un marco que facilite el rescate y el desarrollo de los valores válidos de por vida, independientemente de cómo evolucione la humanidad?

Hay que empezar por la base. ¿Qué significa formarse? Si rescatamos el significado etimológico del término, formarse significa dar forma. Pero dar forma a qué?

Si de lo que se trata es de dar forma, podemos suponer que aquello a lo que tenemos que dar forma, antes no tenía, es decir, era amorfo, de lo contrario diríamos cambiar o modificar la forma. ¿Qué hay en nosotros que es amorfo? Sólo la energía vital primaria, nuestro potencial creativo.

El verdadero conocimiento, al igual que la verdad, no es patrimonio exclusivo de nadie, a pesar de que pueda haber personas y / o colectivos que intenten apropiarse de ellos. Más aún, el verdadero conocimiento es participativo, es una co-creación a partir de la experiencia de diferentes individuos, de colectividades y de aportaciones de muchas y muchas personas de diversos estamentos, razas, edades y culturas. Cualquier conocimiento fundamentado en las formas, a lo largo de los años, es susceptible de ser enriquecido, ampliado, modificado, e incluso refutado.

En marzo de 2014, en el contexto de los «desayunos científicos» de la Universidad Francisco de Vitoria, algunos expertos, el Premio Nobel Robin Warren, el divulgador Eduard Punset y el matemático Samuel Arbesman entre otros, debatieron sobre la necesidad de que la Ciencia hable de «hechos» y no de «verdades», y también plantearon si las mal llamadas «verdades» científicas tienen fecha de caducidad, concluyendo que la vida media de una «verdad» científica, en Medicina es de 50 años, en Física de 13, en Economía y Matemáticas de 9, y en Psicología de 7.

Es obvio, ya que las «verdades» científicas se basan en hechos que se pueden demostrar, es decir, en formas que todas, absolutamente todas, las formas que toma el potencial amorfo, que es la esencia de la vida, son caducas . Sólo el potencial amorfo, que podemos llamar energía primaria, espíritu o alma es perenne, es decir, no caduca. Por lo tanto, si fundamentamos nuestro conocimiento en «hechos», que no son verdades perennes, sino en todo caso relativas, nuestra formación, nuestro conocimiento inevitablemente caducará, dejará de estar vigente.

Cada individuo, antes de aprender -en el sentido etimológico = apropiarse se- el conocimiento elaborado por otras personas, debería mirar hacia adentro de sí mismo para descubrir la propia fuente de conocimiento, es decir, los dones (capacidades, talentos , potencialidades, o como se quiera decir) que la Vida regala a cada ser humano, por medio de los progenitores, en el momento de la concepción.

Lo que emerge de nuestro interior es constructivo y saludable en su totalidad? No, ya que de nuestro interior también emergen tendencias conflictivas, heredadas de los antepasados ​​o provenientes de los progenitores en el mismo marco de la concepción, gestación, parto y / o primeros años de vida del bebé. Esto es lo que explica que haya niños rebeldes y conflictivos por naturaleza.

Es evidente que debe haber una intervención por parte de los padres y educadores poniendo límites, y ayudando a los niños a alimentar todo lo que emerge de su interior en formas constructivas y dejando de alimentar todo lo que emerge en formas destructivas. Una educación fundamentada en el «dejar hacer» indiscriminadamente está abocada al fracaso. Pero, precisamente porque dentro de nosotros hay de todo, bueno y malo, conviene que emerja pronto para que el ser humano, ya desde la infancia, tenga la oportunidad de depurar sus potencialidades, ya que es la emergencia en el exterior, tomando formas, lo que le permite alimentar las formas constructivas y no alimentar las destructivas. En cambio, si el potencial destructivo le queda dentro será como tener bombas ocultas, que pueden explotar de manera imprevista y en momentos inoportunos. Como es obvio, en esta tarea de depurar, los niños y niñas necesitarán el acompañamiento de los padres y educadores y, en algunos casos, también pueden necesitar un acompañamiento profesional específico.

Las potencialidades de nuestro mundo vital son inagotables, por años que vivamos. Por lo tanto, cuando somos adultos hay que seguir facilitando la emergencia de aspectos contenidos en la energía vital, por la misma razón que cuando somos niños, pero con más motivo, ya que lo que da sentido a la vida de los seres humanos es el desarrollo de las potencialidades recibidas en la concepción, como ya he dicho. Por tanto, el dar forma a las propias potencialidades es una tarea de toda la vida. Y el compartir con otros adultos las inspiraciones de cada uno constituye una forma participativa de construcción de conocimiento, que podemos llamar co-creación.

El conocimiento que se adquiere a partir de un programa de contenidos previamente establecidos puede fomentar la tendencia a mantener y reforzar el conocimiento y las costumbres de siempre, convirtiéndose en un obstáculo para la creatividad genuina de cada uno. Albert Einstein dice: Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo. Este riesgo de reforzar las estructuras establecidas puede ser mínimo o inexistente si las aportaciones cognitivas son presentadas como un conocimiento no absoluto. En este supuesto, las aportaciones elaboradas cognitivamente y presentadas con espíritu crítico y apertura al diálogo pueden ser un elemento valioso de contraste, y también pueden contribuir a desvelar, por resonancia, contraste u otros, contenidos internos genuinos, así como estimular la creatividad, siempre y cuando el individuo ya haya puesto las primeras piedras de la construcción de su identidad personal y profesional. Seguro que todos / as conocemos a personas que se identifican con el último libro que han leído, o con el talante del diario del que son lectores habituales.

Tengo un amigo, genuinamente creativo y con visión de futuro, que ha presentado repetidas veces en una editorial un trabajo para ser publicado que, a pesar de estar escrito con rigor metodológico y de contenido, ha sido rechazado por ser un trabajo creativo y visionario, que no tiene cabida dentro de los parámetros académicos, establecidos con poca o nula flexibilidad. Él no es el primero ni el único hipotético genio en la historia que ha vivido la incomprensión y el  intento de castración de su genialidad.

En la Escuela de Formación de ESTEL entendemos la formación como un proceso en el que se prioriza el conocimiento de las propias potencialidades genuinas de cada alumno / a, y el entrenamiento a dar forma (formación) a lo que cada uno ya posee, con el fin de que sea útil para el propio desarrollo integral, y también para la profesión o tarea social que cada uno ejerce o ejercerá. También existe la posibilidad de formarse en una profesión nueva, no reglada, que llamamos Holoterapia, es decir, acompañamiento profesional de procesos de mejoramiento de la salud y crecimiento humano desde una perspectiva holística, integral.

Esta manera de entender y aplicar la formación tiene varias ventajas. Por un lado, cada alumno / a se convierte en un / a profesional con una identidad propia, singular y única, tal como lo es la identidad personal, lo que no fomenta la competitividad sino la cooperación, ya que cada profesional será el acompañante más idóneo para un determinado tipo de personas, de manera parecida a como establecemos amistad con unas personas y no con otras. Por otra parte, en este planteamiento y aplicación de la formación, no hay disociación entre lo que tú eres y lo que haces, sino que se establece un vínculo entre estos dos aspectos, por lo que el uno enriquece al otro.

Por ejemplo: imagínate que eres un productor de vino. Tienes tus viñas y pones toda tu cordura y saber en la producción de un vino de excelente calidad. Si este vino lo ofreces a tus amigos o conocidos más cercanos, con quienes tienes una relación directa, recibirán el producto directamente de ti y tu podrás recibir información directa de ellos sobre tu vino, lo cual te podrá ser de utilidad para mejorar la producción de los años siguientes. Esto no sucede si vendes el vino a un distribuidor. Los consumidores, ignorando quién lo ha producido, no podrán valorar tu dedicación vocacional y cuidadosa a la producción, y tú tampoco podrás recibir sus valiosas y útiles aportaciones, ya que no tienes una relación directa, y tu vino es uno más entre muchos.

Otra ventaja de este planteamiento va asociada a la relación acompañante – usuario. Cada usuario / a es valorado / a y tratado / a por el acompañante como un ser singular y único. Todas las personas tenemos aspectos comunes, que nos asemejan a las otras, pero también tenemos aspectos singulares que nos hacen únicos en el mundo.

En la práctica profesional de más de 45 años he tenido ocasión de constatar una y otra vez que los conflictos que presentan muchos / as usuarios / as a la consulta suelen estar más relacionados con los aspectos singulares de cada uno que con lo que tenemos de común con los otros seres humanos. Esto es fácil de entender. En lo que nos hace sentir y ver semejantes a los demás no es difícil la aceptación y aprecio de nosotros mismos. Es justamente lo que nos hace sentir y ver diferentes de los otros que es más difícil la aceptación y estima de uno mismo.

Por la evidencia constatada en mi larga práctica profesional, puedo afirmar la bondad de este enfoque y visión del conocimiento, el cual afecta y transforma las relaciones humanas a todos los niveles.

Si cada persona parte de sus propias potencialidades genuinas y las desarrolla, con acompañamiento profesional o sin, encontraría el verdadero sentido de la vida -desarrollar los talentos recibidos-, sentiría la alegría de vivir, gozaría de paz interior, e irradiaría paz en su entorno. Las relaciones humanas se fundamentarían de manera espontánea y natural en la cooperación efectiva, afectiva y respetuosa, ya que todos los seres humanos tenemos cosas que los demás no tienen y podemos aportar a la sociedad, y también necesitamos recibir de los demás cosas que nosotros no tenemos. El conocimiento que emerge de la energía vital de cada uno, no es un simple conocimiento, es sabiduría, es decir, conocimiento arraigado y vinculado a la trascendencia.

No hay duda de que el conocimiento elaborado por la mente ha proporcionado avances espectaculares en el ámbito tecnológico e instrumental, pero no deja de ser un conocimiento parcial, fundamentado en las formas y, por tanto, caduco.

En cambio, el conocimiento genuino en que se basa la Transformación Holística, es un conocimiento que estimula la creatividad. No se aprenden técnicas ni habilidades, sino que se aprende a crearlas, teniendo en cuenta las necesidades de la persona en cada momento y en cada situación concreta. El conocimiento aportado por otras personas es un elemento de contraste que puede enriquecer, ampliar, y también despertar el conocimiento propio. Es a partir de lo que emerge de lo más genuino de cada uno que se pueden hacer grandes avances, es decir, aportaciones sorprendentes y radicalmente innovadoras, aportaciones que, inicialmente quizás toparán con la racionalidad, pero una mente entrenada en la conciencia, reconocimiento y aceptación de sus propios límites será una mente humilde, y se abrirá con gratitud y respeto a lo que no tiene registrado en sus parámetros, ya que lo verá como una oportunidad de trascender los compartimientos limitados de su racionalidad. Un ejemplo y aplicación de lo que acabo de decir es la lluvia de ideas -brainstorming-, una práctica creativa que todo el mundo conoce.

Quiero terminar este artículo remarcando la gran importancia que tiene, bajo mi opinión, situar la mente no por encima sino en equilibrio y armonía con el resto de niveles o aspectos que nos constituyen como seres humanos: cuerpo, energía vital, emociones-sentimientos, mente intuitiva, apertura a la trascendencia. Dentro del marco del acompañamiento profesional de procesos de crecimiento integral, si la mente se sobrevalora, fácilmente se puede caer en el consumismo de actividades de crecimiento personal, produciendo un efecto ilusorio en las personas, efímero en el tiempo. Desde mi humilde punto de vista, nuestra sociedad necesita un cambio radical -de paradigma- que no será posible poniendo la mente en un pedestal y dejando de lado el resto de nuestro ser. Durante mi dilatada experiencia profesional de más de 45 años he podido constatar que, para una verdadera transformación individual y colectiva, es necesario un proceso profundo, holístico -que incluya todos los niveles- y sostenido en el tiempo, tal y como nos muestra la naturaleza en la mayoría de los procesos de vida.

La experiencia de mi amigo, citada anteriormente, y el hecho de que alguien me ha preguntado porque en mis artículos no suelo citar otros autores, y tampoco pongo bibliografía, es lo que me ha inspirado y alentado para tratar el tema de la formación y construcción de conocimiento.

Valorando las aportaciones extraordinarias del conocimiento elaborado por la mente, especialmente en el ámbito tecnológico e instrumental, creo que, en el momento actual, en que los cambios se suceden a un ritmo vertiginoso, es muy importante rescatar el conocimiento genuino, es decir, la sabiduría que emerge del mundo vital de cada uno, lo que recupera los valores perennes, lo que no caduca porque no nos proporciona técnicas o habilidades -formas- sino que nos enseña a crearlas, adaptadas al contexto y circunstancias de cada situación.

Intentando ser consecuentes con esta filosofía, en la formación que se imparte en ESTEL recomendamos que, al principio, los alumnos no consulten bibliografía. Primero facilitamos que cada alumno / a descubra sus potencialidades genuinas, sus talentos. Cuando un usuario / a comienza la formación fomentamos que cada uno se centre en lo que ya tiene, más que en lo que le falta. Así, poco a poco, cada alumno / a va construyendo su propia identidad profesional, la cual constituye el eje vertebrador que, posteriormente, podrá ser enriquecido y complementado con aportaciones de otros profesionales, sabiendo extraer aquello que es útil e integrable al propio eje vertebrador, y soltando lo que no lo es, de manera similar a cómo el cuerpo metaboliza los alimentos.

Ramon V. Albareda
Psicólogo. Teólogo. Sexólogo
Creador de ESTEL, Centro de Crecimiento Personal y
Escuela de Estudios Integrales

 

Artículo escrito en California el 25 de septiembre de 2019

 

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